Aire que huele a humano y femenino.
Salitrosa humedad
que se pega a la piel.
Obligado rumor.
Enorme oscuridad como de las entrañas de la tierra.
Acariciante terminar en la arena,
volver
y retornar.
Y a lo lejos,
línea que se repite,
inacabable.
Natalia Kohen
De su libro, Cortes transversales, 1972, Bs. As.
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